Cuando estudiaba diseño gráfico, pensaba en pantallas. Luego descubrí que también se pueden diseñar espacios que se recorren como una app bien hecha: intuitivos, fluidos, eficientes. Un stand de feria, por ejemplo, es eso. Una experiencia tridimensional con una lógica interna que debe funcionar como un sistema bien diseñado: claro, atractivo, funcional… y sí, también sostenible.
Diseñar un stand no es construir un decorado bonito. Es contar una historia de marca que se vive caminando. Es generar impacto, pero también facilitar el diálogo comercial. Y, sobre todo, es entender a quién se dirige, dónde va a estar ubicado y qué objetivo tiene. Porque si no cumple objetivos, no funciona. Y si no emociona, tampoco.
Espacio, mensaje y personas: las tres patas del diseño ferial
En Marzo planteamos cada stand como un sistema visual y experiencial. Todo está conectado. Y todo parte de tres ejes básicos:
- El espacio. Su tamaño, su ubicación, sus flujos de paso. Un stand debe invitar a entrar, no a bordearlo. Si es difícil de leer desde lejos, lo ignoras. Si está saturado, abruma. Si no se entiende en 3 segundos, has perdido la oportunidad.
- El mensaje. ¿Qué quieres que la gente recuerde al salir? ¿Una imagen, un eslogan, una conversación, una sensación? El diseño debe reforzar esa idea, no distraer de ella.
- Las personas. El usuario que lo visita. El equipo comercial que lo habita. Los técnicos que lo montan. Todo diseño ferial debería tener un poco de UX: pensar en la experiencia de cada uno de los perfiles que lo transitan.
Diseño funcional ≠ diseño aburrido
A veces asociamos lo funcional con lo plano. Error. Lo funcional es lo que fluye. Un stand bien diseñado es aquel en el que sabes dónde mirar, a dónde ir y qué hacer sin que nadie te lo diga. A veces es un juego de volúmenes. Otras, de luces. Otras, de materiales. Pero siempre es una cuestión de empatía. ¿Qué necesita esta persona que está aquí ahora mismo?
En muchos stands que hemos desarrollado en Marzo hemos aplicado principios de diseño de interfaz: jerarquía visual, interacción clara, navegación suave. Con la diferencia de que aquí no haces scroll: caminas.
Sostenibilidad como criterio, no como añadido
Y luego está el tema que ya no es opcional: la sostenibilidad. Diseñar un stand hoy implica pensar en materiales reutilizables, estructuras modulares, impresión responsable, sistemas de iluminación eficientes y, sobre todo, en una lógica de producción que minimice el impacto ambiental sin renunciar al impacto visual.
No se trata de colgar un cartel verde. Se trata de diseñar desde el principio con esa mentalidad. En algunos proyectos hemos conseguido reducir costes y mejorar tiempos simplemente repensando desde cero cómo montar y desmontar. Menos residuos, más sentido.
Lo que un buen stand consigue (aunque no se vea)
Un buen diseño de stand no se mide solo en fotos bonitas. Se mide en lo que pasa dentro:
- Que el comercial se sienta cómodo explicando su producto.
- Que el cliente quiera quedarse un rato más.
- Que la conversación fluya.
- Que el mensaje quede claro.
- Que la marca se sienta orgullosa del espacio que la representa.
Diseñar para eso es lo que me motiva. Aplicar lo que aprendí en diseño de interfaces a un entorno físico. Traducir una marca a forma, color, recorrido y atmósfera. Y, sobre todo, diseñar con propósito.
Porque un stand no es solo el de la feria.
Es un espacio donde, si lo haces bien, las marcas se convierten en experiencias memorables. ¿Estás pensando en tu próximo evento? Escríbenos.
En Marzo diseñamos espacios que no solo se ven bien, también funcionan. Y dejan huella